sábado, 11 de diciembre de 2010

I Exposición de Monografías Universitarias «expoletras 2010»

UNMSM realizará la I Exposición de Monografías Universitarias «expoletras 2010»

Este martes 14 de diciembre de 14:00 a 19:00 h. en el Auditorio Principal de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se realizará la primera exposición de monografías universitarias «expoletras 2010».


En el evento, a cargo de la Mg. Luisa Portilla Durand, miembro de la Comisión de Ortografía y Lexicografía de la Academia Peruana de la Lengua, se podrán conocer algunos vicios de redacción en fuentes de internet, así como los léxicos más populares del Perú.

"El amor visto desde el idioma", Marcial Morera Pérez

AMOR implica:
Raíz léxica   am-  sirve de fundamento semántico.
La variación gramatical, elementos gramaticales, significación categorial, morfológica y sintáctica es lo que habilita para que esta palabra exista en el universo del discurso. Solo así  podremos tener una idea más o menos completa de las diversas manifestaciones del amor. 
Las manifestaciones de la palabra amor no son captadas por los  hispanohablantes directamente a través de nuestros órganos de percepción sino indirectamente a través de los componentes semánticos implicados  en las palabras amar, amor, enamorar, amigo, amistad, enemigo, etc.; es decir, captamos a través de la significación invariante que guía dichos sentidos en la creación de conceptos.
LA IDENTIDAD DE LAS COSAS ES  UNA CONSTRUCCIÓN DEL VERBO

El verbo amar ha desarrollado las variantes gramaticales primarias: amad-, amat-, amable, amante, adamar, amor y amigo.
El verbo amar ha derivado variantes morfológicas: amorcillo, amoroso y amorío y las variantes sintácticas: amormío, amorseco, desamor y en amor.
El verbo amar ha desarrollado las variantes gramaticales: enamorado, enamoramiento, enamoriscar y desenamorar.
Otra gran variante morfológica del lexema verbal de amar es el adjetivo amigo, que tiene dos secuencias semánticas inmediatas: ‘integración en otro plena de bondad’ y ‘entrega a otro plena de bondad’.

Educación positiva


EDUCACIÓN POSITIVA

1. ¿En qué consiste la educación positiva?
Es una educación de límites, normas, responsabilidad e independencia que utiliza el refuerzo positivo como la mejor forma de acceder a la voluntad del niño y hacerle ver los beneficios de esa educación para que libremente opte por las mejores opciones.
La necesidad de normas se comprueba fácilmente desde las primeras semanas de la vida de los niños. Los niños necesitan saber a qué atenerse, y por eso constantemente fuerzan las situaciones, buscando los límites de todo y de todos. Antiguamente, todos estos límites se aplicaban desde "la mano dura". Como los ambientes en que crecían los niños estaban bastante controlados, y no había muchos cambios, el sistema funcionaba razonablemente bien simplemente copiando la educación que uno había recibido de sus padres. Cada uno sufría sus traumas y desde pequeño se podía acabar bastante estigmatizado, de forma que "quien mal empezaba, mal acababa". En general, era una educación muy autoritaria basada en el miedo, para la que no se requerían conocimientos especiales.

Recientemente, se ha descubierto que esos límites se pueden enseñar desde el amor, la comprensión y el refuerzo positivo, aun manteniendo firmemente los límites. De esta forma, se han conseguido excelentes resultados, sobre todo con quienes "mal empezaban", ya que muchas veces sólo se trataba de una motivación inadecuada fácil de cambiar. La educación positiva es un sistema mucho más flexible, y busca educar la voluntad del niño, de forma que tome las decisiones correctas él mismo, y no como resultado de un miedo o amenaza.

En resumidas cuentas, educar en positivo sin estar preparado, en un porcentaje altísimo se traduce en una ausencia de educación, mucho más grave incluso que las educaciones intransigentes y traumáticas de las generaciones anteriores.
Cuando uno no ha aprendido cómo se educa en positivo, pero sabe que ese sistema es el mejor y trata de aplicarlo con toda su mejor intención y su buen criterio, suele aplicar lo que le indican los nombres, y asocia a educación positiva términos similares como permisividad, libertad, tolerancia total, proteccionismo etc., desterrando otros con connotaciones negativas como normas, límites, responsabilidades, etc.

2. ¿Qué consideraciones se deben tener en cuenta para aplicar la educación positiva?
Tanto en el hogar como en los centros de formación educativa, la educación positiva pudiera hacer la diferencia entre quienes logran la felicidad, que son los menos, y aquellos que nunca llegan a alcanzarla plenamente, de los cuales está inundado este mundo que nos toca vivir, por lo que debe considerarse lo siguiente:

→ Reforzar las buenas actitudes y comportamientos del niño en vez de recriminarle las malas acciones.

→ Felicitar al niño cuando hace algo bien, así el pequeño se sentirá estimulado para continuar su buen comportamiento. Estará feliz y lleno de satisfacción.  Por el contrario si lo reñimos continuamente, se irá convirtiendo en un pequeño rebelde, porque no sentirá estímulos suficientes para portarse bien.   

→ Saber que sus padres y profesoras están satisfechos de él. Ese es su mejor premio y triunfo.

→ Dedicar más tiempo a alabar los buenos comportamientos que a castigar las malas acciones, esto no quiere decir que no tengamos que corregirle, pero es mejor a solas y haciéndole ver lo que han hecho.

→ Sorprenderlo cada día, haciendo algo bien para poder felicitarlo. Para que hagan las cosas bien tenemos que enseñarle a hacerlas y poner una serie de normas en casa para que las vayan cumpliendo.

→ Recordar que nuestro ejemplo es el primer punto de apoyo.

→ Llevar esta forma de educación con mucho cariño, mucha paciencia y mucha constancia, (sin tirar la toalla).

3. Según su criterio ¿en qué contextos se puede aplicar la educación positiva?
Actualmente, el entorno de los niños es mucho menos controlado (están mucho más estimulados por cine, televisión, internet, amigos), lo que requiere mucha más pericia y capacidad para abordar las situaciones.

Los padres y maestros deberían reflexionar seriamente sobre este asunto, considerando que ellos están obligados a entender a los niños y no esperar que éstos les entiendan. Son ellos quienes tienen mayor experiencia y conocimiento de la vida, por tanto les corresponde orientar más que imponer el aprendizaje.
La sinergia del desarrollo y su objetivo último de producir paz y felicidad, hace necesaria la revisión en la actitud de los padres y educadores, para adaptarla a un proceso de transmisión de conocimientos que se refleje en la sociedad como más efectivo.

Educar es estimar, decía Alexander Galí. El amor hace que las técnicas no conviertan la relación en algo frío, rígido e inflexible y, por lo tanto, superficial y sin valor a largo plazo. El amor supone tomar decisiones que a veces son dolorosas, a corto plazo, para los padres y para los hijos, para los maestros y los estudiantes; pero que después son valoradas de tal manera que dejan un buen sabor de boca y un bienestar interior en los actores.

El sentido común en la educación positiva, es lo que hace que se aplique la técnica adecuada en el momento preciso y con la intensidad apropiada, en función del niño, del adulto y de la situación en concreto. El sentido común nos dice que no debemos matar moscas a cañonazos ni leones con tirachinas. Un adulto debe tener sentido común para saber si tiene delante una mosca o un león. Si en algún momento tiene dudas, debe buscar ayuda para tener las ideas claras antes de actuar.

4. Teniendo en cuenta su contexto familiar o laboral, redacte un ejemplo en el cual aplique la educación positiva.
En el colegio donde laboro, una madre de familia conversó conmigo y preguntó:
- ¿Qué hago si mi hijo está encima de la mesa y no quiere bajar?
- Dígale que baje, - le dije yo.
- Yo se lo digo, pero no me hace caso y no baja- respondió la madre con voz de derrotada.
- ¿Cuántos años tiene el niño señora?- le pregunté.
- Tres años - afirmó ella.

Aplicación:
El padre o la madre que primero reconoce no saber qué hacer ante las conductas de su pequeño y que, después, siente que ha perdido a su hijo adolescente, no puede disfrutar de una buena calidad de vida, porque ha fracasado en el "negocio" más importante: la educación de sus hijos. Por ello debe ejecutarse la educación positiva:

• Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.

• Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.

• Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.

• Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño(a) y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.

Todas estas recomendaciones pueden ser muy válidas para tener autoridad y educación positiva o totalmente ineficaces e incluso negativas. Todo depende de dos factores, que sí son importantes en cualquier actuación humana, en la relación con los hijos son absolutamente imprescindibles: amor y sentido común.