Publicado 25 diciembre de 2010 por Juan Jose Pacheco Ibarra
http://historiadordelperu.blogspot.com/2010/12/navidad-en-lima-del-siglo-xix.html
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Nacimiento de la época
colonial (siglo XVII)
En el siglo XIX en Lima, la navidad era una verdadera fiesta, muy distinta a la forma como la celebramos ahora.
La Navidad era la celebración central de una serie de actividades que duraban todo el mes de diciembre como lo indicó el escritor José Gálvez.
“Todo el mes de
diciembre y parte del mes de enero, eran de fiesta en Lima. El 7 comenzaban las
ceremonias en homenaje a la Purísima Concepción. El 13, día de Santa Lucía, se
sembraban los “triguitos”, indispensables en todo nacimiento; el 15 comenzaba la
novena del aguinaldo, para la que en 1713 concedió indulgencia el Arzobispo
Escandón; el 24, 25 y 26 eran festividades propias de la Navidad; el 28 se
conmemoraba la Degollación de los Santos Inocentes; el 1 de enero se celebraba
la Circuncisión; el 5 se paseaba con gran solemnidad el Estandarte de la
ciudad, el 6 era la gran fiesta de Reyes, con paseo de alcaldes y cabalgata a
la Pampa de Amancaes.”
Ricardo Palma cuenta
que desde la tarde del 24 de diciembre se instalaban en la Plaza Mayor, mesas
donde se vendían flores, dulces, conservas, juguetes, pastas y licores. Hacia
la medianoche, las multitudes se dirigían a los templos para celebrar la misa de
gallo.
La misa de gallo
La misa de gallo
La misa de gallo era
la liturgia más importante de nochebuena, era realizada a la medianoche. Cuando
Lima tuvo alumbrado a gas y cuando se instaló el alumbrado eléctrico en 1888,
la vida en Lima nunca volvería a ser igual. Para esta misa las iglesias de la
ciudad se esmeraban en la decoración de sus altares y fachadas. Las cofradías y
beatas organizaban una bonita velada, en la que incluso se llegaron a utilizar
decoraciones importadas.
Era famosa la misa de
gallo de la iglesia de la Merced en el jirón de la Unión.
Después de la misa la multitud regresaba a la plaza mayor para seguir con la celebración. En los hogares algunas familias celebraban la cena navideña, según su condición social, con cena, bebida y baile.
Después de la misa la multitud regresaba a la plaza mayor para seguir con la celebración. En los hogares algunas familias celebraban la cena navideña, según su condición social, con cena, bebida y baile.
La cena navideña
La cena navideña era
un verdadero festival de sabores. En las plazas de la ciudad se instalaban las
mesas ambulantes donde se ofrecían todos lo potajes criollos. El escritor
costumbrista Hernán Velarde nos habla de este gran festín de sabores en su
“Lima de Antaño”.
Chicharrones, tamales, humitas,
Y fritanga, y cau-cau y escabeche,
Y frejoles con dulce, y turrones,
Y champús ordinario y de “leche”.
Mazamorra morada y de chancho,
Manjarblanco, maní, camotillo,
Picarones, buñuelos, natillas,
Alfajores de Huaura y Trujillo.
Camarones, y huevos, y papas,
Y salchichas de Huacho, y jamones,
Y seviche de conchas y peces,
Y anticuchos, camote y lechones.
Damajuanas, repletas de pisco, grandes platos con cien butifarras,
Y torrentes de chichas diversas,
En porongos y vasos y jarras.
Y fritanga, y cau-cau y escabeche,
Y frejoles con dulce, y turrones,
Y champús ordinario y de “leche”.
Mazamorra morada y de chancho,
Manjarblanco, maní, camotillo,
Picarones, buñuelos, natillas,
Alfajores de Huaura y Trujillo.
Camarones, y huevos, y papas,
Y salchichas de Huacho, y jamones,
Y seviche de conchas y peces,
Y anticuchos, camote y lechones.
Damajuanas, repletas de pisco, grandes platos con cien butifarras,
Y torrentes de chichas diversas,
En porongos y vasos y jarras.
Estos festines se
ofrecían en las plazas y plazuelas, en especial, en la plaza mayor, donde se
instalaban las mesas. Esta era la fiesta donde se mezclaban limeños de todos
los sectores sociales.
Por su parte, los inmigrantes italianos, ingleses y españoles conservaban sus costumbres y preparaban la cena según sus tradiciones.
Por su parte, los inmigrantes italianos, ingleses y españoles conservaban sus costumbres y preparaban la cena según sus tradiciones.
Durante la época del
guano se pasaron navidades muy opulentas. En medio de la Guerra del Pacifico y
la Reconstrucción Nacional, las navidades fueron muy tristes. Es a partir de
1895, que la situación del país mejora con el gobierno de Nicolás de Piérola. A
partir de este año llegan con fuerza las costumbres europeas: el árbol de
navidad, Santa Claus, la cena en casa y la influencia de la gastronomía
europea.
En las vitrinas de las
tiendas del jirón de la Unión, los almacenes de importadores anunciaban:
“un gran surtido de confites, chocolatitos, frutas abrillantadas, higos
secos, turrón, macarrones de Nápoles, queso suizo, parmesano, tortellini de
Bologna y un completo surtido de conservas, vinos y licores finos de todas
clases, frescos y á precios módicos".
La costumbre de
adornar la mesa navideña con dulces y confiterías es europea, esto se ha
conservado hasta nuestros días. Sin embargo, algunos de estos manjares dejaron
de consumirse, como el famoso “turrón del alba” que aún se prepara en algunos
pueblos de España durante la Nochebuena.
Abraham Valdelomar nos ofrece otra descripción literaria de la cena navideña en su “carta pascual”.
Abraham Valdelomar nos ofrece otra descripción literaria de la cena navideña en su “carta pascual”.
“Sobre el blanco
mantel había una cena regalada, aunque humilde. Un lechoncito tostado al horno,
con almendras y pimentones, holgado en hojas verdes de lechuga, plátanos;
racimos de uvas pintadas, ácidas a la vista; una empanada de choclo dorada al
fuego como joya de orfebre, y pan calientito. De la cocina llegaba el olor
escandaloso de los chicharrones, humeaban los tamales en una fuente entre las
marchitas hojas de banano y el ponche de agrás, oliendo a canela y nuez
moscada, lucía en una jarra transparente. Además, rosas, claveles, jazmines,
aromas y albahaca.”
La investigadora de la
gastronomía peruana, Rosario Olivas anota que en estas fechas se consumía
“gallinas, jamones y chorizos” y otros potajes vendidos en la plaza mayor.
El panetón
La costumbre de comer
panetón es del siglo XX, sin embargo, en el siglo XIX algunas familias de Lima
ya degustaban el famoso “Panetón de Milán” o el “Pan dulce a la genovesa”. En
un aviso encontrado en el diario El Comercio se anunciaba el famoso Panetón
Bonaspetti
Exquisito, para la Pascua y Año Nuevo, se vende en la Bodega de la Unión, Mercaderes 195, frente a la sombrerería Crevani. (El Comercio, diciembre 16, 1898)
Sin embargo, hay que
aclarar que en el siglo XIX, no era una costumbre muy difundida entre la
población, estos primeros panetones italianos fueron importados y vendidos en
las bodegas para consumo de familias extranjeras.
Es recién en el siglo XX, Motta y D’Onofrio industrializaron la fabricación del panetón y su consumo se popularizó hasta nuestros días.
A partir del siglo XX, la navidad dejó de ser una fiesta religiosa y comenzó a transformarse en una fecha donde el consumismo y la “modernidad” ha desvirtuado su significado. Es bueno recordar, como fue la navidad en otras épocas, una fecha religiosa que conmemora la llegada del hijo de Dios a nuestro mundo. Ese es el verdadero significado de la navidad y la mejor manera de celebrarla es en un ambiente de amor, paz y unión. La vida es tan corta para mezquindades, rencores y vanidades. A todos mis amigos, una feliz navidad, gracias por leer y comentar mis notas. Les deseo lo mejor en estas fechas.
BIBLIOGRAFÍA
CORNEJO U., Edmundo y Jorge Falcón (editores). Navidad en la literatura peruana. Lima: Editorial Huascarán. 1948
HERNÁNDEZ GARCÍA,
Elizabeth. “Una Navidad sandunguera: la Nochebuena limeña en el siglo XIX”.http://www.dircom.udep.edu.pe/boletin/arts/art1905.html
OLIVAS, Rosario. La
cocina cotidiana y festiva de los limeños en el siglo XIX. Lima: USMP.
1999
PAREDES LAOS, Jorge.
"Feria en la plaza". La Navidad en el siglo XIX.
http://elcomercio.pe/impresa/notas/feria-plaza/20101219/686256
http://elcomercio.pe/impresa/notas/feria-plaza/20101219/686256
SESÉ ALEGRE, José
María. Ensayos: vida cotidiana, sociedad, religión. Piura:
Universidad de Piura. Facultad de Ciencias y Humanidades, Departamento de
Humanidades. 2004